Nobody expects... De la Inquisición a la Revolución

Un indignado con la máscara de Guy Fawkes sostiene una pancarta en la que se lee: Nobody expects the #SpanishRevolution

 

En una de las manifestaciones que tuvieron lugar en torno a las elecciones municipales de mayo de 2011, se tomó una imagen que, no se sabe hasta qué punto de manera casual, recoge dos de los símbolos indiscutibles del movimiento 15M, ambos, como diría un colega, “artefactos pop británicos”. Uno es la máscara de Guy Fawkes (un icono tomado de V de Vendetta, cómic antes que película, que usaban desde hacía un tiempo los miembros, si se les puede llamar así, de Anonymous). El otro, una frase que se convertiría en uno de los gritos de guerra de los indignados: “Nobody expects the #SpanishRevolution”, o lo que es lo mismo, “Nadie espera la Revolución española”.

 

Efectivamente, nadie esperaba esa revolución (instigada y difundida en gran medida a través de unas redes como Twitter o Facebook, que se han convertido en vehículo de expresión fundamental para dichas movilizaciones sociales) y no diremos nadie, pero desde luego mucha gente no recuerda, o simplemente desconoce, que antes de la revolución vino la Inquisición. Y no es que quiera resaltar una obviedad o hacer una analogía histórica en lo que a fuerzas represivas se refiere (eso daría para otra entrada); realmente, el lema indignado tiene un precedente directo en la institución antiherética, o más bien, en una parodia de la misma.

 

La Inquisición española es la protagonista del capítulo dos de la segunda temporada del Monty Python’s Flying Circus –el programa de la BBC con el que el grupo humorístico británico (para quien no los conozca, los de La vida de Brian) saltó a la fama–, así como de uno de los sketches más divertidos del episodio, que hoy forma parte de la historia de la televisión y, por qué no decirlo, del Reino Unido. Ante la atónita mirada de una "típica" burguesa y un trabajador que ha acudido a informar de los problemas que han surgido en el molino, tres personajes vestidos con atuendos que difícilmente podrían pasar por ropajes inquisitoriales irrumpen en la sala al grito de Nobody expects the Spanish Inquisition! (Nadie espera a la Inquisición española).

 

 

Más allá de la deriva que adquiere inmediatamente la presentación (absurda, obviamente; no podía esperarse menos de los Monty Python), lo que realmente nos interesa es la trascendencia que esta frase (que pudo oírse por primera vez en televisión en septiembre de 1970) ha tenido después, hasta el punto de convertirse en parte del imaginario británico y, por extensión, angloparlante, lo que hace que de un modo u otro acabe en el imaginario de muchos ciudadanos del resto del mundo, como nosotros, españolitos de a pie.

 

La mayoría de nosotros no vive en territorio de la Commonwealth, por lo que no podemos comprobar in situ hasta qué punto la gente de la calle utiliza esta expresión en su día a día; sin embargo, sí que podemos hacernos una idea de su influencia. La trascendencia de un icono –que es, al fin y al cabo, en lo que se ha convertido el lema de los Python– se mide en referencias, y existen muchas más de las que pudiera parecer. De hecho, son muchas más de las que podríamos reunir en una sola entrada, por lo que vamos a pararnos solamente en algunas de ellas.

La primera de la que se tiene constancia puede encontrarse en el número 3 de Batman Family (‘Isle of a Thousand Thrills’). Ante un aluvión de preguntas sobre la situación, Batgirl pide calma, dejando claro que no hay tiempo para responder a todos. Al igual que el pobre trabajador del sketch del Flying Circus, Batgirl no esperaba “una especie de Inquisición española”. Y es que, como ya sabemos, “Nadie espera a la Inquisición española”, como se encargan de recordarle seis tipos que parecen haberse escapado de una procesión de Semana Santa (chunga, eso sí) más que de un tribunal inquisitorial (la fidelidad histórica de los estilismos es cuestionable, sí, pero merece la pena obviarlo).

 

El referente no sólo llegó a los cómics, sino que años después volvió a la pequeña pantalla de la mano de Doogie Howser M.D., una serie protagonizada por un Neil Patrick Harris adolescente (antes de convertirse en el Barney Stinson de Cómo conocí a vuestra madre) en el papel de un médico precoz (así se llamó en español la serie, que revela quizás el oscuro pasado de Dr Horrible). La expresión pythoniana daba título al capítulo 19 de la segunda temporada (emitido en febrero de 1991 por primera vez), como también apareció, en boca de uno de sus personajes, en un episodio de Buffy Cazavampiros.

 

Pero antes de eso, en 1998, fue pronunciada en cines de todo el mundo por John Hannah y Gwyneth Paltrow en la película Dos vidas en un instante (un título que, como es habitual, nada tiene que ver con las Sliding Doors, o puertas correderas, del original). No una, ni dos, ni tres… ni siquiera cuatro, sino cinco son las referencias a “lo que dicen los Monty Python” que contiene esta comedia romántica sobre azares y destinos que cuenta la historia de Helen, o mejor dicho, las historias de Helen: la de Helen cogiendo el metro después de ser despedida, llegando pronto a casa y pillando con otra a su novio (que tiene una patada en la boca importante, todo hay que decirlo), y la de Helen perdiendo el metro, llegando tarde a casa por culpa de un intento de atraco y siendo, básicamente, una cornuda por más tiempo.

 

No nos engañemos; la película no te cambia la vida. Es un largo simpático que, gracias sobre todo a Hannah, tiene tintes de ese humor un tanto sarcástico tan típicamente inglés. Y como plus, los Monty Python y su frase, a la que hace alusión James (así se llama el personaje de Hannah) constantemente. La primera vez es a los diez minutos desde el inicio de la película, cuando se despide de la Helen que ha cogido el metro después de abandonar ambos el vagón. “¿Recuerdas lo que dicen los Monty Python?”, pregunta James, ya marchándose. “¿Qué? ¿Busca siempre el lado bueno de la vida?”, dice Helen apuntando la que quizá sea la expresión pythoniana más popular (título de la canción que cierra La vida de Brian), o al menos la más apropiada en el momento, en el que ella está hecha polvo por el reciente despido. “No. Nadie espera a la Inquisición española”, responde él, y se va.

 

Nobody expects the Spanish Inquisition!

 

Después, repetirá la pregunta a su madre, recreará el sketch casi al completo durante una cena entre amigos y volverá a preguntárselo a Gwyneth dos veces, la segunda de ellas, justo al final de la película, de manera que la última frase antes que se oye antes de que aparezcan los créditos es “Nadie espera a la Inquisición española”.

 

Continuará…

 

Penelope Cleese

penny.cleese@gmail.com


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Comentarios: 3
  • #1

    El Advenedizo (miércoles, 04 abril 2012 11:19)

    No sé qué opinará el respetable, pero, ¿podemos considerar el uso de la #SpanishRevolution como 'ruido', como 'reapropiación, o admitir que en el planteamiento mismo de los 'sketch' de Monty Python existe un potencial subversivo nunca admitido por quienes pretenden domesticarlo como humor absurdo? Quizás algunas cosas no escandalicen al espectador español de 2012, pero tenemos que contemplar el programa como una antigualla de más de 30 años. Y es ese enfoque iconoclasta no sólo en lo formal el que le causa problemas de verdad a Terry Gilliam para rodar más, y no los presupuestos o la supuesta obscuridad argumental.

  • #2

    Penny Cleese (lunes, 09 abril 2012 13:32)

    Obviar el componente subversivo de los sketches de los Monty Python sería tan absurdo como su humor, que lo es, aunque no por ello está carente de contenido. El parafraseo indignado es una apropiación (o reapropiación); ¿inocente? No lo creo.

  • #3

    Juicer Review (lunes, 15 abril 2013 01:03)

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